Hablamos de Inteligencia Emocional (IE) como la capacidad para identificar nuestras Emociones y las de las personas que nos rodean, para poder después entenderlas, gestionarlas, y manejarlas.
Hablamos de la legitimidad de las Emociones. ¿Estamos atentos a nuestras emociones? La emoción que tenemos, está bien, sea cual sea. Y es legítima y personal e intransferible de cada ser humano. Además, no son comparables. Lo que a una persona le puede hacer emerger una emoción no tiene por qué coincidir con otra persona.
Damos legitimidad a nuestras emociones al entender que son reacciones biológicas e incontrolables – no decidimos sentir una emoción, surge, emerge como respuesta o valoración ante un acontecimiento, olor, experiencia anterior que parte de nuestro cerebro – el reptiliano - reconoce, muchas veces de forma inconsciente.
Los seres humanos somos más emocionales que racionales. La mayoría de nuestras decisiones se basan más en la emoción que en la razón.
En nuestra sociedad hay muchos elementos que nos desconectan de nuestras emociones, la multitarea, la inmediatez, etc.
Necesitamos pararnos, escucharnos, estar en el aquí y en el ahora, respirar… para volver a tomar contacto con nosotros mismos y con lo que nos pasa.