ANTES...
1. Ensaya delante del espejo, grábate con un audio o un vídeo.
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2. Ensaya delante de conocidos.
3. Ensaya con y sin soporte visual
y adelántate a posibles problemas técnicos.
4. Cronometra el tiempo de la presentación y gestiona el tiempo en cada uno de tus ensayos.
Es importante cronometrarnos tantas veces como consideremos necesarias para asegurarnos de que gestionamos adecuadamente el tiempo. Y según los ensayos, ir quitando contenido o añadiendo información. También ofrecen esta opción la mayoría de los programas que se usan para hacer presentaciones para medir el tiempo.
5. Prepara un plan B que te aporte seguridad y te ayude en caso de que te sobre tiempo. Puedes guardar información adicional al final de la presentación y usarla en caso de acabar antes. O preparar una ronda de preguntas para terminar. Al final menos es más, y más material no significa ir mejor preparado.
6. Si tienes una buena memoria visual –recordar a través de imágenes–, imaginate el guion de la presentación como si fuera un recorrido dentro de tu casa para así retener mejor las ideas.
En la introducción entran en el hall y las llaves que hay en el cuenco de la entrada serían el primer punto, la caja de zapatos el segundo punto y la foto en la pared el tercero. Después siguen su recorrido por el salón e igualmente buscan referencias mnemotécnicas para cada punto de presentación a través del recorrido visual de un lugar muy conocido y seguro.
7. Analiza cómo hablan los locutores de un programa de televisión de un informativo para ver cómo vocalizan y las pausas que hacen.
8. Repítete un mantra delante del espejo tantos días como sea necesario para creértelo.
Al fin y al cabo, buscaremos todos los trucos que nos permitan quitarnos presión
y hacer nuestra presentación más auténtica.
JUSTO ANTES DE EMPEZAR A HABLAR...
1. Haz una pequeña meditación previa. Por ejemplo, un body scan, una técnica de meditación que consiste en concentrar la atención en tu respiración y recorrer mentalmente cada punto de tu cuerpo, empezando por los dedos de los pies.
2. Respira en 3 tiempos y suelta el aire más despacio
(por ejemplo, en 6).
3. Haz una visualización de las diferentes etapas de esa presentación.
Visualízate en el momento en el que te enteras de que vas a hacer la presentación, durante los ensayos, el día anterior, antes de entrar en el escenario, durante la misma y después.
4. Haz ejercicios de mandíbula justo antes de empezar a hablar.
5. Reflexiona sobre qué es lo que sí nos aportan estos nervios, intenta no luchar contra ellos sino, poco a poco, al reconocerlos, al ubicarlos en nuestro cuerpo, y al darles legitimidad conseguiremos bajar su intensidad y entender su rol: ¿podrían darnos la fuerza de lanzarnos al escenario?
Trabajaremos los tres dominios: Emoción, Lenguaje y Cuerpo.
Nuestra teoría es que el cambio se produce en el cuerpo. Un primer paso en el aprendizaje cognitivo es darse cuenta, pero hasta que no pasamos a la acción no se integra en el cuerpo. Puedo tener una creencia en la cabeza, pero un bloqueo en el cuerpo. Desde la neurociencia se ha demostrado que para integrar un hábito, creencia, mapa o paradigma nuevo, necesito repetirlo cuantas más veces mejor día a día. Cuando nuestro cuerpo empieza a actuar de una manera distinta es ahí donde se produce el aprendizaje sostenible en el tiempo. ¿Te animas a probar?