La RAE define la envidia como deseo de algo que no se posee. Es decir, el otro tiene algo que yo deseo y no tengo.
La RAE define la admiración como contemplar con interés y placer algo de cualidades extraordinarias.
La envidia
es una emoción social, que surge de la comparación con el otro
y que nos hace ver lo que deseamos, pero no hemos sabido gestionar. El problema es cuando creemos que la única manera que tenemos de no sufrir, es destruir el bienestar del otro. Cuando el otro representa lo que queremos y no tenemos, y no sabemos gestionarlo, puede llegar a ser muy delicado…
A veces, en estos casos, se necesita llamar la atención, porque no somos capaces de gestionarlo de otra forma.
Es una emoción que tiene muy mala prensa pero que, como todas las emociones, es legítima y necesaria, nuestra responsabilidad es qué hacemos con ellas.
Os recordamos que las emociones son biología pura, química en nuestro cerebro, por lo que todos vamos a sentir envidia en un momento u otro de nuestra vida en distintos contextos.
La cuestión una vez más será:
1. Reconocerla
2. Verbalizarla; aunque sea para nosotros mismos
3. Preguntarnos
una vez más: ¿qué hago con esto que siento?
¿Y cuál sería la diferencia entre envidiar y admirar?
En la envidia
tenemos la mirada puesta fuera, y en lo que nos falta. Si damos un paso más, podríamos llegar a la admiración, mirando
también hacia dentro, viendo lo que sí tenemos y tomándolo como una referencia sobre lo que queremos conseguir.
Si conseguimos pasar a la admiración, no nos quedaremos enganchados en el miedo, y desde el amor, podremos preguntarnos, ¿qué es eso que tiene el otro que yo quiero? Trataremos de concretarlo lo máximo posible y traernos a nuestra realidad. En esta envidia, si se sabe gestionar, hay información valiosísima sobre lo que queremos en nuestras vidas.
Por lo tanto, podríamos decir que en la envidia estamos en el miedo y en la admiración en el amor.
Por lo que, desde la envidia podemos hacer daño al otro, y nos alejamos de los demás; mientras que desde la admiración no acercamos, conectamos
y somos auténticos.
La envidia es muy común entre los hermanos, cuando pasan de hijos únicos a tener que compartir a mamá y a papá, los espectadores más importantes de su vida. Por ello, es muy habitual que el hermano mayor tenga rabia, enfado, etc. Estas emociones, bien gestionadas, se pueden transformar en amor y admiración mutua.
Otra diferencia entre la envidia y la admiración podría ser la sensación de escasez
y de abundancia. Mientras que desde la envidia estoy en la mirada de la escasez, como si ese algo que ya tiene el otro no lo pudiera tener yo… como si se fueran agotando las posibilidades para todos… desde la admiración estoy con la mirada de la abundancia, teniendo en cuenta que hay multitud de opciones para todos, y que cada uno encuentra su camino y su forma.
Cuando estoy en la admiración soy capaz de ver qué es lo que me gusta que tiene el otro, y con valentía, autenticidad y amor soy capaz de reconocerlo, verbalizarlo, y compartirlo. Soy capaz de expresárselo a esa otra persona. Y, desde ahí, puedo crecer hacia donde quiero ir.
En la envidia me quedo enganchada, resentida, rabiosa… desde ahí gasto mucha energía y pierdo posibilidades.
Así que te animamos a que cojas papel y boli y escribas:
1. ¿Hacia qué personas o situaciones sientes envidia?
2. Concreta un poco más, ¿qué es exactamente lo que te da envidia?
3. Trata de ser realista, y coge todo lo que envidies relacionado con esa persona. Observa cómo hay cosas buenas y otras que no lo son tanto. Sé honesto contigo mismo.
4. ¿Qué te gustaría tener en tu vida que tiene esa persona? ¿a qué estarías dispuesto a renunciar? Recuerda que toda elección conlleva una renuncia.
5. Si pudiera escribir a esa persona desde el amor más puro, ¿qué le dirías?
6. Ahora coge todo lo que has apuntado en esa lista y mira cómo encajan esos puntos que admiras en tu vida. Traza un objetivo grande y varios objetivos pequeños, baby steps. ¿Qué vas a hacer para alcanzarlo? ¿con qué te comprometes?
Esperamos que te sea útil y que puedas ir avanzando hacia tus objetivos.
¡Y no olvides que las emociones son mensajeras que siempre vienen a darnos un mensaje!
Abre ese mensaje con amor y a por ello.
Te leemos en comentarios.