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ellas Coach


Distinción 6.
La mirada del otro

Somos seres fundamentalmente sociales – necesitamos sentir la fuerza, el calor y el apoyo de la tribu – necesitamos pertenecer, necesitamos conexión social

La neurociencia ha demostrado que el “dolor social” que provoca, por ejemplo, el sentirnos rechazado enciende las mismas zonas en nuestro cerebro que el dolor físico. Es decir, se activan las mismas zonas si me pinchan con una aguja que si me pinchan verbalmente, si me siente excluido. 

En este sentido, sentir la mirada del otro es fundamental. Sin embargo, nosotras mismas lo hemos vivido en nuestras propias carnes, y desde ellas Coach, nos encontramos muchísimas veces con clientes que, de centrarse tanto en la mirada del otro, se han perdido a ellos mismos. 

¿Cuándo empezamos a hacer lo que hacemos para satisfacer al otro y a la imagen que el otro tiene de nosotros mismos? Y ¿Cuándo decidimos encerrarnos en esta etiqueta que hemos creado o que hemos dejado que crean por nosotros?  

Si nos paramos a reflexionar sobre ello, nos damos cuenta de que suele venir desde la infancia, y que nos fuimos construyendo y adaptando a medida que fuimos creciendo, en la adolescencia y hacia la edad adulta. 

Si nos paramos a pensar con autenticidad, nos damos cuenta de que esto es así para las personas más “adaptativas”, más influenciable que se han ido amoldando a su círculo, sonriendo, aceptando, con dificultades para decir “no”. Y también vale para las personas fuertes, luchadoras, que comparten alto y claro sus opiniones aparentemente sin miedo, y que también se ven encerradas en esta etiqueta: “no puedo ser débil”. 

Evidentemente en la vida real, va mucho mas allá que esta dicotomía: existen tantos matices como seres humanos, como vivencias y experiencias, como caracteres etc. 

Y cuando nos damos cuenta de que lo que llevamos haciendo los últimos 20, 30, 40 años realmente lo estamos haciendo por y para los demás: por su aprobación, por su aceptación, por su cariño, por formar parte de la tribu. Cuando nos damos cuenta de que, para conectar con la tribu, nos hemos desconectado de nosotros mismos, es abrumador. Cuando, de repente, nos damos cuenta de que esta persona “no soy yo”, puede ser muy doloroso y a la vez aliviador. ¿Y quién soy yo entonces? Esta reflexión puede ser “empoderadora” o puede ser bloqueadora. 

Muchos llaman estos insights, “crisis”, las famosas crisis de los 30, de los 40…Y entonces vemos a personas hacer cosas que nunca habían hecho antes, que cambian radicalmente de forma de ser y de estar, de vestir, de hablar, de opinar, de pareja, de oficio etc. pensamos: “eso es la crisis de los 40”. 

Hay momentos en la vida que nos ayudan a vivir, a experimentar este cambio cognitivo: salir de nuestra zona de confort y aventurarnos en zonas desconocidas. Y si lo hacemos solos, se multiplican las posibilidades de descubrimiento, pues podemos ir libres de etiquetas y ¡nadie está aquí para recordárnoslas y volver a pegárnoslas! 

Si, por ejemplo, emprendemos un viaje solos, o si empezamos una actividad solos: bailar, cantar, pintar, formarnos, montar a caballo…¡Ojo!, solos en este contexto no significa sin nadie, al contrario. Solos significa, sin estar acompañados de personas de mi entorno habitual. Solos, no vamos a estar, conoceremos a nuevas personas durante este viaje o estas nuevas actividades. 

Además, lo más probable es que las conozcamos desde otro lugar, desde otra apertura, desde otro cuerpo, desde otra mentalidad. Cuando salimos de nuestra zona de confort y nos alejamos (aunque sea unas horas) de “las personas de confort”, puede haber cierto grado de miedo, de vergüenza, de vulnerabilidad, de soledad, y también puede haber una sensación de aventura “salvaje” y de libertad.

Esta transición, nos costará a nosotros mismos y a nuestro entorno. Escucharemos esta frase de “se acerca la crisis de los 40”. De nosotros mismos depende como lo queremos interpretar, y el peso que le queremos dar a la mirada del otro. De hecho, en japonés, crisis se compone de dos “palabras: peligro y oportunidad. 

Cuando nos toca un momento de “despertar”, de abrir los ojos, ¿qué es lo que nos puede ayudar a convertirlo en una oportunidad? 

  • Introspección: ¿qué coste tiene y que beneficios me aporta? Dicho de otra manera: ¿que puertas se abren y cuales se cierran? ¿Como me voy a sentir cuando me de permiso para cambiar? ¿Qué es lo peor que pueda pasar? 
  • Ser “egoísta”: en el sentido, pensar por mi y no por como les sentará a los demás. Seguimos necesitando de una tribu para evolucionar y para conectar, pero primero conectemos con nosotros mismos. 
  • Despedirse del antiguo yo: Hay una parte del antiguo yo que nos seguirá acompañando y otra que dejaremos atrás para dejar lugar a una nueva versión del yo. Podemos dar las gracias por todo lo que nos permitió hacer y conseguir y cariñosamente despedirnos de el. 
  • Dar la bienvenida a esta nueva parte de mi: crear una nueva rutina no siempre es fácil como lo comentamos en esta entrada. Si queremos que sea sostenible y no dejemos al piloto automático coger las riendas, pongámonos en acción: ¿qué es lo que puedo hacer para empezar desde ya a disfrutar de esta oportunidad, ¿de este cambio? 
La mirada del otro seguirá acompañándonos y algunas veces pesando un poco sobre nuestros hombros. Hace falta una grandísima dosis de valentía y determinación para llevar a cabo un cambio que no esté avalado por nuestro entorno próximo. Como siempre, desde la responsabilidad, podemos elegir. La cuestión es: “a quien quiero decir "SÍ"? ¿a la mirada de los otros, o a mí misma?”

¿Y tú, te atreviste a dar el paso? Te leemos  


Por Leïla Salamat - de Blignières 31 de octubre de 2024
Es un concepto que traemos en todo lo que hacemos desde ellas Coach tras tratar una temática o situación concreta, preguntamos ¿cuáles son los pequeños cambios que quieres llevar a cabo? Empezar con pequeños pasos, de un nivel de intensidad y dificultad razonables es clave para no procrastinar y empezar desde ya y no desmotivarnos y abandonar en el camino. Siempre animamos a que estos baby steps sean lo más SMART posible. Me gusta siempre ponerlo desde la perspectiva de las 4 fases del aprendizaje de M. BROADWELL que explique en este artículo y que recuerdo por aquí: • Incompetente inconsciente : no soy consciente de mi “incompetencia”, es decir, no sé que no sé. • Incompetente consciente : ya me he dado cuenta de que no sé por lo que me pregunto qué es lo que quiero hacer con esta nueva información: lo quiero cambiar o me compensa más seguir como estaba. Si decido cambiar algo, entonces pongo en marcha un plan de acción que me lleva al siguiente escalón: • Competente consciente : y poco a poco, a base de baby steps, poniendo atención, siguiendo conscientemente un plan, de acción probando cosas nuevas y ajustando cuando no me funciona algún experimento (¡con auto compasión siempre!), empiezo a ser competente. Poco a poco, creo un nuevo hábito, una nueva competencia. • Competente inconsciente : cuando ya hemos implementado el hábito hasta tal punto que lo tenemos literalmente incorporado (incorporado viene de in corpore , dentro del cuerpo), y no necesitamos pensarlo o planificarlo conscientemente. Esta nueva competencia, este nuevo hábito, se convierte una rutina. Podemos situar estos babysteps, estos pequeños cambios en el escalón 3, el escalón del “competente consciente” – y como dice el gran Einstein “ es una locura seguir haciendo lo mismo y querer obtener resultados diferentes ” así que nos podemos proponer explorar, probar, testar nuevas formas de hacer, ver o “juzgar” las cosas . Suena fácil, pero requiere un esfuerzo consciente hasta convertirlo en un hábito, es decir llegar al escalón 4 de Broadwell, en la “competencia inconsciente”. Estamos acabando el mes de octubre, el mes que para mí significa la verdadera vuelta a la “normalidad”, la vuelta a cierta estabilidad tras el verano, la vuelta al cole y al trabajo. Es un mes perfecto para establecer ciertos cambios, elegir conscientemente algunos baby steps SMART para alcanzar mis metas profesionales y personales . Yo me di cuenta de que tengo una gran tendencia a seguir el ritmo frenético de nuestra sociedad VUCA (Volátil, llena de Incertidumbre, Compleja y Ambigua por sus siglas en ingles), una sociedad aceleradísima…y me veo inmersa en su flujo infinito de “to do´s” por inercia . Uno de mis objetivos es poner consciencia en ello y acercarme al “slow living” aunque solo sea de vez en cuando y poder alternar entre el modo fast y slow . Por ejemplo, he dejado el primer café de la mañana…ya, claro, para muchos esto no significará nada espectacular. ¡ Para mi marca un antes y un después entre una mañana a ritmo “biológico”, un despertar mental y físico muuuucho más lento y una mañana que empieza a ritmo “cafeinado”! Llevo casi un mes, y hasta hoy echo algo de menos el subidón que me daba mi primera taza de café. Era la primera cosa que ofrecía a mi cuerpo tras entre 6 y 9 horas de descanso, ¡iba directa al oro negro y mágico que me ponía en marcha y a tope para estar en el hacer, hacer y hacer un poco más! Y a la vez, veo también lo antinatural que resultaba este chute de cafeína provocando cierto nerviosismo instantáneo que empecé a notar en la aceleración de los latidos de mi corazón pocos días antes de pausar este hábito. Tambien, me he propuesto poner mucha atención en mi reactividad , es un verdadero esfuerzo de consciencia proponerme ver dónde puedo responder en vez de reaccionar. Como dice Viktor Frankl , la diferencia entre reaccionar y responder es un espacio de tiempo “en este espacio tenemos el poder de decidir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad. ” …y por esto tengo post-its, alarmas en el móvil, una cruz dibujada en mi mano izquierda como recordatorios para parar y usar esta libertad de la que habla Frankl y seguir creciendo como persona, madre, esposa, amiga… Y por último, me di cuenta de lo que me decía mi voz interna (¡a veces hasta me lo gritaba!) llena de juicio y de creencia limitante “ si no estas en el hacer, no estas siendo productivida, estas haciéndote la vaga, venga muévete ”. Tengo otro post-it que me recuerda la necesidad de alternar entre el hacer y parar . Parar desde el disfrute , el disfrute de no hacer NADA sin juicio para seguir en el camino de la gestión de la energía como comentaba en este articulo (https://www.ellascoach.com/legitimar-la-pausa-regulacion-de-la-energia). Y tú, ¿cómo has empezado el otoño? ¡¿De qué hojitas te vas a desprender para seguir creciendo?!
Por Laura González Ortiz de Zárate 15 de junio de 2024
¿Alguna vez has sentido una crisis vital fuerte?, ¿algo que sucede en tu vida e irrumpe con tu supuesta tranquilidad? Te cuento las razones más habituales por las cuales empezamos un proceso de Coaching.
Por Leïla Salamat - de Blignières 23 de mayo de 2024
Una de las cosas que más trabajo últimamente en sesiones individuales es “aprender a decir NO”. Cuanto escuchamos (¡y decimos!) esta frase y qué difícil es aplicarla de verdad, siendo auténticas con nosotras mismas , y sin herir a la otra persona, sin ser o temer aparentar ser una persona egoísta , borde, “poca compañera de sus compañeros” …. Decidir si quiero decir que sí o que no sabiendo que en ambos casos habrá costes y beneficios, es ante todo ser honesta y auténtica con una misma . Cuantas veces, me he oído decir SÍ por inercia, por automatismo, casi como un reflejo: “sin problema”, “claro, mándamelo, me encargo yo”, “por supuesto, para ti siempre tengo un rato” … y luego arrepentirme por no tener tiempo para lo mío o enfadarme por tener que quedarme hasta las mil para poder acabar con mis propios compromisos y prioridades 😊 ¿Os suena? Aprender a decir NO, es un largo camino , desde la autoconsciencia y la voluntad de cambiar , desde el propósito y disfrute de serme leal , de estar conectada conmigo misma , de saber escuchar y entenderme . Un largo camino que cada una de nosotras puede comenzar a su ritmo, según su punto de partida. Durante mucho tiempo, asociaba el decir que no al egoísmo . Si buscamos la definición de esta palabra “fea”, la RAE nos dice “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás” Culturalmente, no está bien visto decir NO , “hay que ayudar al prójimo” ,ser solidarias y generosas. Sin embargo, si nos fijamos en la definición del egoísmo con cierta distancia emocional y cierto nivel de objetividad , podemos apreciar el abismo entre decir no y ese “ excesivo amor a sí mismo ” y esa necesidad de “ atender desmedidamente al propio interés ”. ¡Una cosa no implica necesariamente la otra! Hace unos años, en el diccionario de ellasCoach definía la asertividad como “la habilidad de una persona a expresar su opinión, defender sus derechos de forma directa y respetuosa, sin intención de herir al otro” Para mí, ubicarme en la escala de la asertividad fue un ejercicio y una herramienta de una grandísima ayuda y la uso muchísimo en mis sesiones de coaching. En esta escala el equilibrio está en el medio, en la asertividad ; punto en el cual conseguimos escucharnos y comunicarnos con respeto y empatía para defender nuestras opiniones, trasladar nuestras expectativas o dar un feedback , y estamos abiertas al punto de vista del otro : la comunicación fluye . Sin embargo, me atrevería decir que la asertividad no es “natural” y que solemos estar en uno de los polos opuestos, - en la pasividad : digo que sí aun pensando no, o simplemente me callo, no opino, me ajusto a lo que dice la mayoría. No hay comunicación por mi parte y esto puede provocar resentimiento y enfado en mi. - en la agresividad : hablo con vehemencia, impongo mi punto de vista o me cierro al punto de vista del otro. Bloqueo la comunicación pues o bien se hace unilateral o provoca agresividad en respuesta por parte del interlocutor. Todos tenemos una preferencia y adoptaremos naturalmente más una respuesta de nivel 10 (agresividad) o de un nivel un 0 (pasividad) . Por lo tanto, la primera parte del ejercicio es ubicarnos en esta escala, ¡puede ser diferente según los entornos en los que me muevo (familia, trabajo, amigos, etc.) o no! Digo un ejercicio porque, para mí, realmente supuso (¡y sigue suponiendo en algunos contextos!) un esfuerzo, a veces lo consigo y otras no . Y está muy bien así, en todos los casos, hoy puedo verlo, pararme y reflexionar sobre lo que me ha permitido ser asertiva o lo que me lo ha impedido para así, poco a poco, poder entenderme y conocerme mejor preguntándome: ¿en qué situaciones me cuesta más? ¿Es más, con la familia? ¿En el trabajo? ¿Con los amigos? ¿Qué siento? ¿Qué me digo? ¿Y qué es lo que temo? A esta última pregunta, hablando con mis coachees , lo que más suele haber debajo de esta incapacidad a decir NO, es que nuestros interlocutores: piensen que soy una egoísta se ofendan no vuelvan a contar conmigo se dañe la relación piensen que no soy capaz Y si vamos un paso más allá, en la profundidad, siendo seres sociales con necesidad de pertenencia, lo que suele acabar saliendo es que tememos que dejen de apreciarnos, de valorarnos y de querernos . Al principio, para mí, estos motivos me eran completamente ajenos: “hombre, no, yo lo hago para ayudar, no hay que darles tantas vueltas a las cosas”. Poco a poco, haciendo el ejercicio en los diferentes contextos de mi vida, sí que había algo de estas aprensiones. Gracias a un gran maestro mío, hoy a mí me gusta verlo como dos caras de la misma moneda: SÍ / NO . Si digo que sí a la otra persona, me digo que no a mí misma : ¿a qué renuncio?, ¿Qué coste tiene?, ¿Me compensa asumir este coste? Si digo que no a la otra persona, me digo que sí a mí misma : ¿en qué me beneficia?, ¿Qué coste tiene para la otra persona?, ¿Y para nuestra relación?, ¿Me compensa? Puedo/quiero compensárselo a la otra persona con un "sí, pero ahora no.."? ¿Te atreves a probar el ejercicio? Te invito a reflexionar sobre ello y a ubicarte en la escala de la asertividad 😊
Por Laura González Ortiz de Zárate 16 de abril de 2024
¿Algunas vez has visto sufrir a tu hijo o hija y te han entrado ganas de hacer "lo que haga falta" para evitarle su dolor? ¿te cuesta dejarle espacio para que gane en autonomía a la vez que quieres darle herramientas para que pueda evolucionar y crecer? ¡Te cuento un poco sobre esto y te dejo algunas ideas para poner en práctica!
Por Laura González Ortiz de Zárate 16 de febrero de 2024
Uno de los retos a los que nos enfrentamos los seres humanos es el cambio. En las sesiones de Coaching nuestros clientes tienen un aprendizaje cognitivo, algo de lo que se dan cuenta y que, de alguna manera, quieren que cambiar. ¿Qué sucede? Que solo con el “darse cuenta” no es suficiente para que el cambio y la transformación se produzcan.
Por Leïla Salamat - de Blignières 18 de enero de 2024
(Foto credit: Aleksandar Cvetanovic) En el diccionario de ellas Coach del mes pasado, justamente hablaba de la parada, como la acción de detenerse para no hacer nada, reflexionar, analizar, observar y poder volver a la acción con más consciencia…¡y también más energía! ¡Pero qué difícil es parar y paradójicamente, cuanto lo necesitamos! ¿Qué es lo que nos lo impide? Pensando en las semanas anteriores a las vacaciones navideñas, el mes de diciembre en boca de todos “este mes una locura” : los regalos de Papá Noel y de los Reyes, las comidas de navidad con los compañeros, amigos, la preparación de las cenas familiares, el cierre del año fiscal…y como madres, el disfraz para las funciones, las propias funciones y un largo etc. ¡¿No os pasa llegar tan acelerados a las vacaciones que cuesta trabajo decelerar y desconectar?! Y mientras estamos de supuesto descanso, por algún motivo inexplicable sobre-planificamos nuestros días off y/o ya estamos pensando en lo que nos espera a la vuelta . Incluso, nos llegamos a cuestionar el sentido de los descansos. Hace poco varios coachees me decían “si es para sufrir así a la vuelta… ¡no sé si me compensa coger vacaciones!” o “¡si pillas vacaciones, la pagas!” Legitimar la parada - tanto los breaks cortos durante el día (¡para comer decentemente entre otras cosas!), como los días de descanso que por ley están previstos y muy necesarios para recargar las pilas. ¿Para qué? aunque parezca contraintuitivo para algunas personas, los breaks nos permiten: dormir más y mejor, bajar el nivel de estrés y como consecuencia aumentar la productividad. ¡Un verdadero círculo virtuoso! ¿Estás gestionando bien tus descansos y tu energía? Si no estás segura, pregúntate: ¿Consigo dormir al menos 7 horas por la noche? ¿Consigo otorgarme pequeños breaks durante mi día laboral? ¿Consigo mantener cierta calma y templanza incluso en momentos de estrés? ¿Consigo desconectar completamente del trabajo por las noches y durante las vacaciones? ¿Consigo crear momentos de “Flow” , estando concentrado en una tarea (vs. multitasking)? El Flow es un concepto del cual hablamos con @Ana Morales en este artículo d e Vogue Business - ¿Consigo cuidarme además de cuidar a los demás ? Según Tony Schwarz , un gran periodista y autor del bestseller “The Power of Full Engagement: Managing Energy Not Time” , si respondes negativamente a 3 o más de estas preguntas, ¡deberías replantearte tu manera de gestionar tu energía! ¿Cómo sueles hacer para recargar las pilas? Tienes algunos trucos? ¡En una próxima entrada, compartiré algunas pistas para ayudarte en esta regulación de la energía !
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