Ser emprendedora no es fácil – hasta aquí, no te contamos nada nuevo. Nosotras nos lanzamos hace justo 3 años en esta bonita y retadora aventura
y hoy queremos hacer vista atrás y compartir alguna reflexión.
Parece que el emprendedor tiene que ser un profesional de malabarismos: multitasker que gestiona muchas cosas a la vez.
En muchos casos como el nuestro, como emprendedoras, somos las que tenemos la responsabilidad de la visión estratégica, de la misión, de los valores de la empresa…y también la de llamar a puerta fría, picar datos, preparar talleres, generar y dar seguimiento a las propuestas, gestionar las cuentas
(aunque para esto, contamos con la imprescindible ayuda de nuestros increíbles asesores fiscales), llamar al servicio técnico, perseguir los impagos y un muy largo etc.
Nosotras vamos juntas, así que la soledad que se puede sentir al ir solo, no la sufrimos mucho. Nos vamos repartiendo las tareas, haciendo “ping-pong” para ciertas tareas que requieren 4 ojos, o 2 mentes creativas.
Hay otro concepto sobre el cual reflexionamos hoy y es la humildad del emprendedor.
Humildad a la hora de “venderse”. Sí, cuando trabajamos por cuenta ajena también vendemos, quizás hay un elemento personal, al vender el “bebé” que hemos creado, exponer una parte de nuestra identidad en esta propuesta y que nos pone en un nivel de vulnerabilidad quizás aún más alto.
También hay esta humildad a la hora de pedir favores
a nuestra red, nuestros amigos y ex-compañeros, pedir ayuda a nuestro entorno para una gran cantidad de cosas para ayudarnos a crecer más rápido, para conseguir esta reunión con este contacto tan difícil de conseguir, para recibir feedback sobre nuestra web, para dejar reseñas y un largo etc.
Humildad para aceptar los baches, los retos y los rechazos. Un “no” a una propuesta que llevamos meses trabajando, vernos en la obligación de tener que cambiar nuestra marca porque una gigantesca revista francesa nos bloquea, y nos recuerda que tiene todo el poder legal con su cuenta de resultados …y un largo etc.
Nuestra herramienta principal
frente a ello es apoyarnos en uno de nuestros valores: egoless. Es decir, dejar el ego de lado, sacar la vulnerabilidad y la humildad que tenemos dentro
y no solo usarla sino desarrollarla. Otra herramienta es el poder de la reflexión
para aumentar el autoconocimiento
y dar espacio a nuestras emociones: ¿Qué nos pasa a cada una con esto?, ¿qué nos remueve?, ¿qué nos recuerda?, ¿qué queremos hacer con ella?
Sí, parece que el emprendedor tiene que ser profesional de malabarismos: un multitasker que gestiona muchas cosas distintas a la vez.
Ahora bien, es cierto que nosotras, como muchas personas, a menudo estamos en varios proyectos muy diversos a la vez. Y no nos quejamos ni mucho menos. Por un lado, nos nutre y nos inspira mucho la riqueza de esta variedad y diversidad. Y, por otro lado, también tenemos como propósito parar, mirar hacia atrás, observar el momento presente, y volver a visualizar
la meta para no perdernos en la “productividad”, en la espiral de nuestra sociedad acelerada e hiper conectada y en el hacer continuo e ininterrumpido. Claro, eso no es fácil, salir de la rueda y de la inercia del día a día y volver a enfocar con la cantidad de información que manejamos
y de temas que tratamos, pues muchas veces nos faltan manos (¡o tenemos demasiadas pelotas al vuelo?!).
Nosotras nos complementamos en este sentido, uno de los beneficios de ir juntas precisamente es poder encontrar este equilibrio. Cuando estamos en la vorágine, siempre se le ocurre a una de las dos recordar este propósito de planificar y legitimar una parada.
¿Cómo? Un offsite en formato de retiro, acudir a un evento
para dejarnos inspirar por otros, conocer personas nuevas, salir de nuestra zona de confort y fomentar nuestra tensión creativa. ¡Y esto lo puede hacer un emprendedor “solitario” también!
En nuestra última parada, reflexionamos sobre las ventajas de ser emprendedoras, y sacamos las siguientes conclusiones:
La Flexibilidad: una palabra clave para nosotras, nos permite:
- Organizarnos y disponer del tiempo. Somos dueñas de nuestras agendas. Vamos juntas y para ello usamos herramientas de planificación y colaboración desde el primer día. Resultan imprescindibles para que cada una pueda avanzar a su ritmo sobre un mismo proyecto, con unas deadlines comunes acordadas y unos momentos de encuentros presenciales periódicos para seguir conectadas, despachar” y por supuesto ¡“celebrar todo los conseguido!
- Establecer nuestros horarios: por ejemplo, podemos proponernos tener un horario de 9-16h y después sacamos huecos para acabar cuando los niños ya estén atendidos o durmiendo si es necesario. O decidir priorizar una semana laboral de 4 días. Lo que sea que nos funcione mejor según cada época y según la carga de trabajo. Trabajamos desde donde cada una quiera y cuando cada una quiera “working wherever and whenever”. Las fronteras con lo online se diluyen y nos abren puertas a otros países, culturas y horarios. ¡Es todo un lujo!
- Poner el foco: flexibilidad también hacia dónde poner el foco. Tenemos claridad en cuanto a nuestra visión y nuestra misión. Dentro de este marco, podemos probar con un proyecto y mañana lanzarnos en otro, estar abiertas a proyectos nuevos que nos apetezcan, nos reten y nos hagan crecer personal y profesionalmente.
- Vacaciones: poder disminuir el ritmo o no trabajar cuando nuestros niños no tienen cole. Poder estar con nuestros niños si se ponen malos, adaptando nuestro horario de trabajo…y simplemente descansar y recargar las pilas para estar al 100% en los momentos de pico.
De nuestro brainstorming
también sacamos los siguientes puntos:
- Ser nuestras propias jefas
- Trabajar con proyectos vocacionales, que nos ilusionan, que van acordes con nuestros valores.
- Ir juntas: similitudes
en puntos claves (valores, visión, pasión) y también diferencias
(cultura, idioma, backgrounds, puntos de vista, approach, network…)
- Trabajar en distintos idiomas
- Desarrollar distintos talentos: coaching, creación de una web, edición de vídeos, escribir artículos en colaboración con grandes revistas, realizar entrevistas, RRSS, temas legales y fiscales…
- Tener tiempo para seguir invirtiendo en nuestra propia formación continua.
- Seguir en contacto con el mundo corporativo: estar en contacto con distintos sectores y empresas en fases de madurez muy diferentes.
- Nuestro propio desarrollo personal.
Nos los hemos currado, y no siempre ha sido/es fácil pero cuando sacamos este listado, nos empoderamos de todo lo que esta aventura del emprendimiento nos brinda y de lo mucho que disfrutamos.
Los beneficios para ambas son muchísimo más altos que los costes…¡y en nuestras manos está que siga así!