El teletrabajo bien implementado, flexible y voluntario
es una verdadera arma de retención, un salario emocional
muy potente que puede llegar a marcar la diferencia entre el “me quedo” y “me voy” de muchos colaboradores.
Antes de la crisis sanitaria, España, Hungría, Italia y curiosamente Alemania se situaban por debajo del 12% de media europea de teletrabajadores
ocasionales o fijos - concretamente el 9,7% España
a pesar de que el 40% de los puestos de trabajo se presten a ello.
Según un estudio que realizó
Eurofund
en plena crisis (Abril 2020), el 30,2% de los activos españoles empezaron a teletrabajar a raíz del COVID-19.
¿Cuántos de ellos habían soñado ver implementado el teletrabajo en sus empresas?
Y ¿cuántos se lo imaginaban tal y como lo hemos vivido durante el confinamiento?!
No traemos estadísticas para apoyar esto, pero creo que la mayoría estaremos de acuerdo en decir que el “teletrabajo” del periodo de confinamiento no es teletrabajo per se.
Es cierto que las condiciones, quizás no eran las óptimas para todos los teletrabajadores:
- los padres convirtiéndose en profesores
y cuidadores full-time
de sus hijos, en muchos casos, sin soltar su gorra profesional,
- las personas confinadas en soledad o en entornos hostiles
- las personas viviendo bajo presión con una espada de Damocles
y temiendo el ERTE, el burnout
por las más largas horas que echaron y un largo etc.
Aun así, esta claro que esa transición forzosa a este medio de trabajo puede haber traído la oportunidad de implementarlo de forma más sostenible y duradera
en muchas empresas a priori reacias a ello, abriendo puertas a una mayor conciliación y calidad de vida para muchos españoles.
Además, de alguna forma esta crisis ha permitido un aplanamiento en la jerarquía. Ha conseguido “humanizar” tanto el directivo como el colaborador, normalizar cada una de sus circunstancias y contextos, invitando su mundo profesional a visitar un trocito de sus respectivas casas, y hacer mucho más visible y "aceptable" la realidad personal de cada uno de ellos.
Por ejemplo, en muchos casos hubiese sido un desastre ver aparecer un niño en pantalla en plena reunión. En tan “solo” tres meses, se ha convertido en algo normal, aceptable, entendible y legitimo en muchísimos casos. Los colaboradores de la organización han vuelto a recuperar un aspecto más humano.
La realidad de la era pre-confinamiento, tanto para las empresas que ya tenían implementada el teletrabajo - en su mayoría dentro de un marco limitado a x días/semana o por mes – como para las que lo rechazaban, “casi todas han pasado de un (a veces, exceso de) “presentismo”
a su total opuesto: el teletrabajo continuo y obligatorio.
¿Cuál sería el escenario ideal?, ¿el teletrabajo está aquí para quedarse?”
Cuando hablamos con las empresas, las top barreras en el ranking para no implementarlo son:
1.
Confianza: el temor del Comité de Dirección a “perder el control”, el famoso “si no están en la oficina, no trabajan”.
2.
Procesos: no disponer de medios tecnológicos y procesos internos para poder facilitar el trabajo y la colaboración a distancia.
3.
Relaciones sociales: la aprensión de que se pierda la cohesión de equipo, las conversaciones de pasillo, las bromas y small talk alrededor de la maquina de cafés o en las comidas.
Vayamos por punto:
LA CONFIANZA
En el primer caso, es entendible que, frente a un formato de trabajo desconocido, un mánager tema perder calidad, rentabilidad y/o productividad.
Claramente, el teletrabajo voluntario (vs. por crisis internacional) requiere unos pasos previos, un proceso de transición y transformación profundo y "faseado". Pasar de una cultura del miedo, basada en el “control y command” a una cultura de la Confianza basada en la autonomía necesita un tiempo de transición tanto para los equipos como para los directivos.
Algunos pasos imprescindibles son:
- Mirar tu miedo a los ojos: verbalízalos con un compañero, un Mentor o un Coach ¿qué temes? ¿Qué podría pasar? ¿En qué te basas para decir esto? ¿Lo has probado alguna vez? Si haces el balance: ¿cuáles serían los costes? ¿Y los beneficios?
Quizás te pueda ayudar plantearlo como un piloto en el cual recomendamos que definas o refuerces claramente:
- Tus expectativas: estableciendo por ejemplo unos indicadores que te permitan medir el logro de los objetivos establecidos o KPI’s (Key Performance Indicators por sus siglas en inglés).
Recomendamos que los goals sean eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, Realistas y definidos en el Tiempo (del acrónimo SMART en ingles)
- Seguimiento semanal o mensual y trimestral
según la madurez o seniority de tu colaborador. Este seguimiento aportara tranquilidad a ambas partes. ¡Recomendamos que no te pongas la gorra de Policía! No se trata de sembrar el miedo, sino abrir un espacio seguro en el que tu colaborador pueda compartir su evolución en base al plan y a tus expectativas y poder actuar conjuntamente con agilidad y flexibilidad si fuera necesario.
- Ofrecer apoyo y responsabilizar a los colaboradores: acompañar a tu equipo como un líder-coach, un líder al servicio, apoyando que no asustando al colaborador. El manager explica y refuerza el “qué” y regala el “cómo”. De esta forma, empodera y convierte al colaborador en un asset creativo y proactivo que no reactivo y. Fomenta su compromiso con su trabajo, su equipo y la organización. Además, entre otras muchas cosas, le brinda al manager un ahorro de tiempo y energía como manager para poder dedicarlo a la estrategia.
Al principio requerirá una inversión de tiempo mayor, y poco a poco, en cuanto los resultados confirmen la autonomía y la fluidez en la comunicación del colaborador (¡tanto de lo bueno como de lo malo!), el colaborador ya estará listo para trabajar desde casa (¡o desde su casa en la playa!)…con confianza.
LOS PROCESOS
En el segundo caso, modificar, eliminar y/o implementar nuevos procesos implica tiempo de adaptación y de formación
y tiempo también para hacer una retrospectiva
y pulir los primeros cambios entre todos.
Con todos los recursos disponibles hoy en día, con flexibilidad y creatividad, y también con la imprescindible implicación de los stakeholders
en la definición de la nueva estructura, en la mayor parte de los casos notaremos pronto una mayor eficiencia, productividad y fluidez en los procesos y en la comunicación.
LAS RELACIONES SOCIALES
En tercero caso creemos que es el mas retador. Es cierto, somos seres fundamentalmente sociales, y somos de las que creen que nada podrá compensar el contacto físico, una mirada face to face, una conversación directa sin pantallas interpuestas.
Para ello, podemos planificar puntos y momentos de encuentro: existen miles de formas de asegurarse de que el contacto humano se mantenga. Una reunión de equipo recurrente, unos “happy Fridays”, una sesión de teambuilding y/o de Coaching de Equipo trimestral, semestral o anual, etc.
¡Además, el manager puede e incluso debe desarrollar comportamientos impulsadores de Confianza, Empatía y Cercanía digital!
Os traemos siete ideas sencillas
que te ayudaran a acercarte a las personas de tu equipo y a hacer más fina la pantalla que os separa:
1.
Nombrar a todos los asistentes:
dar espacio y voz a todos los participantes
2.
Una caricia con la palabra: antes de entrar en el vivo del asunto, tener un detalle para tu equipo, una reflexión, una pregunta, una anécdota, un reconocimiento…lo que se te ocurra para acercarte a ellos antes de empezar.
3.
Utilizar las manos para enfatizar el mensaje.
4.
Vocalizar y jugar con tonos y ritmos.
5.
Construir y recordar reglas comunes.
6.
Utilizar la técnica del Check-in
abriendo un espacio para que quien quiera pueda compartir cómo viene, cómo entra en la reunión digital. No se trata de una terapia grupal y tampoco tiene porque quitar mucho tiempo.
7.
Dar cabida al miedo, al nerviosismo … propios y de otros.
Échale imaginación y consúltalo con tu equipo
– cuando se le ofrece el espacio tu equipo puede sorprenderte mucho contribuyendo con creatividad a encontrar el punto de equilibrio idóneo para tu organización.
Si la aprensión es que no quieran volver a la oficina, ¡recuerda que si la oficina es un lugar agradable, si la cohesión en el equipo es una sincera ocupación del Comité de dirección…las personas seguirán queriendo juntarse y acudir voluntariamente a la oficina!
LA SITUACIÓN IDEAL / FUTURO DEL TELETRABAJO - FAST FORWARD
Como es el caso en Finlandia, Japón, Países Bajos, Suecia y Estados Unidos - países con porcentajes más elevados de teletrabajadores - en un futuro cercano nos podemos imaginar muchas empresas probando integrar el teletrabajo de forma duradera.
Y en un futuro quizás más lejano (¡…o no!) podemos visualizar un mundo laboral en el que las oficinas no dispongan de un escritorio para todos sus headcounts/colaboradores, una oficina que actúe como punto de encuentro, de reuniones, de sociabilidad y de festividades, pero ya no un punto de paso diario obligatorio.
En un futuro, esperemos no muy lejano, rendiremos más gracias al trabajo a distancia
como lo avala un estudio de Ipsos Digital para Celside Insurance. Además, dedicaremos menos tiempo en los desagradables traslados casa/trabajo/casa
y eso nos permitirá, por un lado ganar en calidad de vida, bajando nuestros niveles de estrés
producidos por los transportes públicos o los atascos; y, por otro lado, ganaremos también en tiempo de disfrute personal (familia, deporte, vida social etc.)
… ¡siempre y cuando sepamos apagar el ordenador al final de la jornada laboral!
Y tú, ¿cómo lo ves?