El mundo que conocíamos ha cambiado. Y cómo vivamos estos cambios y los gestionemos, va a marcar la diferencia entre unas persona y otras, entre unos profesionales y otros.
Después de más de 3 meses en nuestras respectivas casas, después de hacer de profesores particulares de nuestros hijos a la vez que atendíamos nuestras propias responsabilidades como profesionales, después de mucha incertidumbre, soledad y miedo… volvemos a la normalidad.
¿Qué ha cambiado? Si hacemos un escaneo a nivel individual, seguro que todos hemos cambiado en muchos aspectos. Te animamos a responder las siguientes preguntas: ¿de qué me he dado cuenta, qué he visto? ¿y qué más? ¿y qué más? ¿qué he soltado? ¿cuáles han sido para mí las mayores dificultades? ¿cuál ha sido mi mayor reto? ¿cuáles han sido mis fortalezas? ¿en quién me he apoyado? ¿qué emociones he atravesado? ¿cuáles han sido mis logros? ¿qué me ha quedado pendiente?
Y ahora que volvemos a esta nueva normalidad, ¿cuál es mi situación ideal?
Sin duda este diminuto bicho nos ha puesto de manifiesto, de manera muy explícita, lo pequeños y vulnerables que somos.
Nosotros, seres humanos, que tantas veces nos creemos invencibles. Y la vulnerabilidad entendida como fortaleza nos trae muchísimos regalos: aprendizaje, apertura, autenticidad, transparencia, percepción por los demás, compasión, humildad, simpatía, empatía, solidaridad…
Y sí, ahora volvemos a pisar las calles. ¿Cómo sacudirnos el miedo y mantener a la vez la responsabilidad?
¿cómo comunicarnos con las personas con las que nos cruzamos con la cara tapada por la mascarilla? ¿cómo sonreír con los ojos?
Os dejamos algunos TIPS para que cojas aquellos que te digan algo a ti…. O para que tires todos por la ventana y te reinventes, o para que los cojas todos y los hagas tuyas… ¡self service!
TIPS:
1. Haz un escaneo por las mañanas al levantarte para saber cómo estás. Empezar el día con una corta meditación de 5 minutos
si nunca lo has hecho antes puede ser el comienzo.
2. Haz un diario de emociones. Apunta a lo largo del día cómo estás, de qué te das cuenta… cuál es la emoción que más reconoces en ti en los últimos días, quizá semanas o quizá meses.
3. Sé humilde y empático. Esa persona que guarda tanto las distancias y que a ti, desde tu perspectiva y tus gafas te parece exagerado tiene sus propias circunstancias y realidades. Y lo mismo al revés… no juzgues. Intenta entender las circunstancias de los que te rodean.
4. Ponte en clave de ayuda. ¿Qué puedo hacer yo hoy por los demás? ¿cuál es mi manera de contribuir en el mundo?
5. ¿Cuál es tu don, tu pasión?
¿qué te mueve en el día a día? ¿en qué marcas la diferencia?
6. Cuida de los tuyos: de tu familia, de tus amigos, de tus colaboradores, de tus compañeros, de tu jefes… regálales una caricia con la palabra. Y cuidar se puede hacer de muchas maneras, desde un buenos días mirando a los ojos con presencia, hasta un qué tal el fin de semana…
7. Verbaliza y comparte tus sentimientos, cómo estás. Eso de sanador de por sí. Crea espacios para hablar de las emociones, para legitimarlas, con humildad y con cariño. Verás que, con el tiempo, creas espacios para ello y la gente de tu alrededor lo agradece.
8. Da las G R A C I A S. Cultiva estados de ánimo de gratitud, de humildad, de compasión… y agradece, agradece y agradece.
Y por último, y no menos importante, DISFRUTA
de lo que tienes, porque vida solo hay una. Quedarnos en la queja y en el lamento solo nos hace sentirnos impotentes y ahí gastamos demasiada energía. ¡Márcate un objetivo, define un plan de acción y ve a por él!
Nosotras te acompañamos, ¿te vienes?